e) Los "Giovanola"

En la Ciudad de Milán, Italia, el 2 de Julio de 1781, nació Antonio Giovanola; contrajo matrimonio con Giovanna Scanziani y en 1808 nació su hijo Gaetano Giovanola. Antonio vivió siempre en Milán y falleció en el año 1852.
Gaetano Giovanola, nació el 10 de Diciembre de 1808 y falleció el 1º de Junio de 1897; era fabricante de telas y se casó con Marianna Scarioni, con quien tuvo 11 hijos: la primogénita, Ráchele, nacida el 14 de Marzo de 1840, fue maestra en Milán, Ciudad donde vivió toda su vida hasta su fallecimiento el 22 de Mayo de 1894; el segundo de sus hijos fue Domenico Abramo, nacido el 7 de Junio de 1843 y fallecido el 3 de Junio de 1844; el tercero, Carlo Domenico, nacido el 17 de Agosto de 1847, fue sacerdote de una Iglesia de Milán y falleció el 10 de Diciembre de 1931; el cuarto, Domenico, nació el 26 de Octubre de 1850, se casó con Giovanna Perini y tuvieron doce hijos: Giovanola Beatrice (1876, casada con Tua Carlo), Luigi (1877-1878), Amelia (1879 -1886), Corinna (1880 – 1883), María (1881 – 1909), Angela (1882 – 1883), Corina (1883, casada con Reale Catelli), Angela (1885, casada con Gaetano Baglioni), Mario (1887, casado con Rosa de Mauri), Angelo (1888 – 1889), Gaetano (1890, casado Regina Vignara), Ráchele (1896, casada con Francesco Zoppi); el quinto hijo, Abramo Giovanola, nació en Milán, como todos sus hermanos, el 30 de Noviembre de 1851; el sexto, Ambrogio Antonio, nació el 14 de Enero de 1853 y se casó con Luigia Sassone, con quien tuvo ocho hijos: Francesco (1884, casado con Giovanna Morassi), María (1885), Giuseppe (1887), Adele (1889, casada con Eugenio Vaccari), Enrichetta (1891), Egidio (1892, casado con Mattea Samorini), Carolina (1893), Luigi (1900, casado con María Nodari); el séptimo, Cesare, nació el 4 de noviembre de 1855, se casó con Angela Bossi y tuvieron dos hijos: Gaetano (1885) y Anna (1886 – 1887); el octavo, Luigi Gaetano, nació el 4 de Noviembre de 1856 y falleció el 23 de Julio de 1874; el noveno fue Giuseppe, nació el 2 de Febrero de 1860 y se casó con Elisa Perini; el décimo, Gaetano María, nació el 19 de Mayo de 1861 y falleció el 23 de Mayo de 1861; por último, el undécimo, Carlo Gaetano, nació el 7 de Noviembre de 1863 y falleció el 13 de Marzo de 1864.

(Debajo (los dos ancianos): Gaetano Giovanola y Marianna Scarioni (hijo de Antonio Giovanola y padres de Abramo). A su derecha Marianna Giovanola (hija mayor de Abramo, nieta de Gaetano y Marianna)
Arriba de izquierda a derecha: Gaetano Giovanola (hijo de Abramo, nieto de Gaetano y Marianna), Carlo Giovanola (sacerdote) y Rachelle Giovanola (maestra) (hijos de Gaetano y Marianna, hermanos mayores de Abramo).
De la niña que está en último lugar se desconoce su identidad.)

Abramo Giovanola, el quinto hijo de Gaetano y Marianna, nacido el 30 de Noviembre de 1851, estudió escultura en una escuela de arte de Florencia o Roma, no sabemos con exactitud. Se casó con la hija de un marino, Cecilia Denaro, de origen Maltés, nacida en 1857, en la época en que la Isla de Malta estaba en poder de los ingleses, por lo cual su nacionalidad era inglesa.

Se radicaron en Génova el 2 de Marzo de 1880 y allí nacieron sus dos primeros hijos, Marianna, el 14 de Abril de 1881 y Gaetano, el 24 de Abril de 1882.
En ese entonces en la Argentina se estaba levantando un sueño audaz: "En Europa el pueblo se reiría a la cara de un gobierno que lo invitara para la inauguración de una ciudad nueva en un semidesierto. Se diría que aquel gobierno era de peligrosos soñadores... Aquí en cambio, se colocará mañana la piedra fundamental de La Plata, y dentro de pocos años, aquel lugar solitario será una ciudad populosa, palpitante de vida y llena de porvenir", escribía el 18 de noviembre de 1882 el periodista italiano, Basilio Cittadini. Y no mentía. Al día siguiente nació una ciudad que fue ideada y levantada por "peligrosos soñadores". Enclavada en un cardal, entre malezas y eucaliptos, empezaron a crecer los gruesos muros de edificios públicos semejantes a palacios. Rodeados de la nada, como si fuera un gigantesco set de cine, se corporizaba la capital perfecta, que con ideas sanitaristas la había dibujado Pedro Benoit. La ciudad fue tomando forma en medio del campo, de la mano de obreros, constructores, artesanos y artistas, mayoritariamente extranjeros... escribía el diario “El Día”, rememorando aquellos momentos, y la vida y obra de Abramo Giovanola, en su ejemplar del 4 de Noviembre de 2000.
Con su espíritu bohemio y el oficio y talento de escultor, Abramo y su esposa Cecilia, se embarcaron en Génova, en el barco ¨Iniziativa¨, y llegaron el 21 de Diciembre de 1887 a la Argentina, a formar parte de la aventura. Se radicaron en La Plata, en un primer momento en los suburbios y luego en el corazón de la ciudad; desplegando desde un principio una gran actividad artística.
En 1888, en La Plata, nació su tercer hijo, Elena Giovanola, quien con el correr del tiempo, adquirió la ciudadanía italiana.
Realizaron varios viajes a Italia y en el regreso a la Argentina, en un barco de bandera francesa, nació su cuarto hijo, Francisco, el 1º de Abril de 1892.
Ya establecidos definitivamente en nuestro país, nacieron Raquel, Ana y Carlos Giovanola; mientras, que sus dos hijos mayores, permanecieron por algunos años en Milán, al cuidado del tío Carlo, sacerdote, y la tía Rachele, maestra, hermanos mayores de Abramo; viviendo en la iglesia, que también tenía escuela, y dónde ambos ejercían sus funciones.
Abramo, tenía su taller de escultura en los bajos de su vivienda,
en la calle 50 e/ 10 y 11, y podía vérselo todos los atardeceres junto a su perro San Bernardo, llamado “Muñeco”, caminar hasta el local situado en Diag. 73 y 47, donde se tomaba su copa diaria de vino junto a los parroquianos del lugar. Era un hombre bondadoso, de carácter dócil, con un gran sentido del humor, y le gustaba hacer bromas que a veces podían resultar pesadas. Era poco afecto a las cosas materiales; una anécdota al respecto, es la que “un día volviendo de tomar su copita de vino, encontró a un desarrapado en la calle, y le dio el saco que llevaba puesto; al volver a su casa y enterarse de lo ocurrido, fue duramente reprendido por su esposa”. No firmaba sus obras, hecho que también nos habla de alguien sencillo, sin vanidades, que amaba su trabajo por lo que significaba para él mismo; porque era su vocación, y con la cual podía mantener económicamente su hogar. Pero ni él, ni su familia, tomaban conciencia del valor artístico de su obra y del legado que dejaba para la ciudad y sus habitantes.
Cuentan sus nietos que otros escultores amigos le encargaban trabajos que luego presentaban como propios, y que hay obras en nuestra ciudad que pueden admirarse aún hoy en lugares públicos, y están registrados con otro nombre, siendo de su autoría, como por ejemplo, los esmilodontes de la puerta de entrada del Museo de Ciencias Naturales, que figuran como obra de De Pol, y sin embargo, ellos recuerdan haber escuchado a sus padres asegurar que esa obra le pertenecía.
Sus esculturas más conocidas fueron las siguientes: en 1888 realizó el monumento a Giuseppe Garibaldi, en Villa Garibaldi, donde se pensaba levantar, primitivamente, la capital de la Provincia de Buenos Aires; el Águila de Plaza Italia, símbolo de la confraternidad Argentino-Italiana (año 1913); la Virgen situada en el Asilo Marín, construída en mármol de Carrara y para lo cual viajó a Italia con su hija Elena, a buscar el material; una obra denominada “Primavera”, construída en mármol, de 1,50 mts. de altura y 300 kgrs. de peso, valuada en U$S 500.000, la cual se encontraba en el Zoológico desde el año 1925 y que fue “misteriosamente” robada en 1994; tres fuentes que están en el Zoológico, una en mármol blanco que representa tres leones, la segunda un grupo de ángeles jugando sobre una valva marina y la tercera un grupo de niños jugando abrazados a un ganso, en las cuales se puede observar bastante deterioro; “Los Querubines” ubicada en el Parque Saavedra; la estatua central de la “Libertad” realizada en bronce, del monumento a la “primera Junta” de la plaza del mismo nombre, hoy Plaza San Martín; la estatua de la Libertad del monumento a Mariano Moreno, emplazado en la Plaza Moreno hasta 1910. Estas dos últimas, obras fueron desaprensivamente destruidas en el momento en que fueron reemplazadas, en los años 1913 y 1910 respectivamente; pero hoy se pueden apreciar, expuestas en el Hall de entrada del Pasaje Dardo Rocha, las maravillosas maquetas realizadas por el platense Andrade, que reproducen fielmente las mismas. Muchas otras obras de su autoría, se encuentran en manos de particulares y familiares.
Fue fundador en 1898, junto a los Sres. Lizzoni, Manno, Rocca y Alvisio, dentro de la Academia General Belgrano, de una Academia de Bellas Artes, para la formación de profesionales en escultura, pintura, decoración, talla en madera, litografía, cromolitografía, zingotipía, dibujo y caligrafía.
Fue profesor del Centro de Bellas Artes y en 1908 recibió una medalla de oro como tal, la cual se encuentra hoy al cuidado de una de sus nietas.
El día 20 de Abril de 1921, debido a un cáncer de garganta, falleció en nuestra ciudad a los 69 años de edad y sus restos descansan en el cementerio de La Plata, en el altar de la bóveda que construyó para él, su hijo Francisco.
Hoy, cuando se lo recuerda, para todos es “el nonno”, a pesar de que no hayamos tenido la dicha de conocerlo, estará siempre presente en nuestras vidas, cada vez que veamos alguna de sus maravillosas obras, o levantemos la vista al cielo, y veamos en lo alto, el “Aguila” en la Plaza Italia; la que no nos permite olvidar, que también somos italianos.
Cecilia Denaro, era de carácter totalmente opuesto al de él, enérgica y autoritaria, llevaba el mando de la casa y luego de la muerte de su esposo, también el del taller. Falleció el 12 de Marzo de 1943 a los 86 años, y sus restos están en el altar junto a los de Abramo.
De los siete hijos de Abramo, los que heredaron su veta artística fueron Marianna, Gaetano y Francisco; estos últimos, junto a su padre, desarrollaron su arte como escultores en nuestra ciudad.
Gaetano, estudió en una escuela de arte de Milán, y a los 22 años junto con su hermana Marianna, partieron a la Argentina a reunirse con su familia, pero ella permaneció muy poco tiempo en el país, por no poder adaptarse a la nueva y primitiva ciudad. Volvió a Milán con sus tíos, oponiéndose a la voluntad de sus padres. Tal rebeldía, le costó que en la familia fuera casi prohibido su nombre y su recuerdo, y es prueba de ello que muy pocos de sus sobrinos sabían de su existencia. Se dedicó a la pintura, dicen que con mucho talento. Las últimas noticias de ella, fueron unas líneas en el año 1951, cuando al enterarse de la muerte de su hermano Gaetano, deseó saber si le había dejado alguna herencia, ya que su situación económica era muy mala. Recientemente, supe que murió soltera en la Ciudad de Milán, el 27 de Marzo de 1977, cuando le faltaban solo días para cumplir los 96 años y sin haber vuelto a ver a su familia.
Francisco, quien había heredado la bohemia y el carácter débil de su padre, y Gaetano con la firmeza de la madre, continuaron con el taller de escultura, transformándolo con el tiempo, de acuerdo a las necesidades de la ciudad, en un taller de ornamentos, donde, ya no solo se realizaban bustos de prominentes figuras nacionales, extranjeras, etc., sino también surtidores de agua, bancos para plaza, balcones y todas aquellas estructuras que requerían de la mano de un artista. También de ellos se puede observar a la fecha, algunas de sus obras en lugares públicos y particulares. Por ejemplo el busto del Gral. San Martín, en el Club San Martín, de la calle 22 y 53, el busto de Mary O´Graham, fundadora del Normal Nº 1, sito en la calle 51 e/14 y 15, el cual se encuentra en el hall de entrada al salón de actos del primer piso de dicho colegio, ambos del escultor Francisco Giovanola.

También son obra de los Giovanola la gruta del bosque y los ornamentos de algunos frentes de viviendas de nuestra ciudad, el llamado ART NOUVEAU.
Gaetano Giovanola, en su matrimonio con Manuela Bertoloni tuvo tres hijas, Esther (Teté), Cecilia (Chichí) y Susana (Susy) y falleció en el año 1951 de cáncer de próstata, a los 69 años de edad en nuestra ciudad.
Elena Giovanola se casó con el Arquitecto Achille De Lazzari, y tuvieron dos hijos, Elsa De Lazzari y Renzo Juvenal De Lázzari.
Ana Giovanola, contrajo matrimonio con el Ingeniero Alfredo Mieri y tuvieron cinco hijos, Ligia (Meneca), Oscar (Bebe), Jorge (Negro), Lía (Nené) y Zulma (Pinina).
Raquel Giovanola, se casó con el Dr. Rodolfo Codino, se radicaron en Ensenada y tuvieron seis hijas, Nélida, Dora, Haydee, Graciela, Nelba y María de las Mercedes.
El menor de los hijos, Carlos Giovanola, se casó con Elisa Mondi, y al igual que los Codino se establecieron en Ensenada, y tuvieron dos hijos, Raúl (Buby) y Miriam.
En los comienzos de la década de 1920, Francisco Giovanola concurrió por trabajo a la Escuela Sagrada Familia, y conoció a la alumna pupila, Angélica Viñales, once años menor que él. Se enamoraron y comenzaron el noviazgo.
En esa época Francisco estaba construyendo la bóveda para su padre y en el momento de hacer el ángel que custodia la puerta de entrada, inconscientemente reflejaba en él, el amado rostro de su novia. Esto le desagradaba a su autoritaria madre, por lo tanto se lo hacía deshacer, y hacerlo nuevamente; pero al rehacerlo repetía los mismos rasgos. Cecilia debió resignarse, y hasta el día de hoy, sobre la puerta de la bóveda familiar, pueden contemplarse sus rasgos juveniles, en el rostro del ángel, que con la cabeza ladeada y expresión triste, contempla la entrada.

Angélica era la rica heredera, hija del terrateniente de Lobos, Don Pedro Viñales, y sus futuras cuñadas la llamaban socarronamente “la estanciera”. El 15 de Diciembre de 1923 se casaron; Angélica era de carácter firme, aunque no tan autoritario como el de Cecilia Denaro, y como ella, a falta de un esposo decidido, debió llevar las riendas de su casa. Tuvieron a su primera hija Elsa, el 28 de Septiembre de 1924, un año y medio después el 16 de Febrero de 1926 a Delia Cecilia, y el 1° de Abril de 1927, el día en que Francisco cumplía 35 años, nació su único hijo varón, Mario Horacio Giovanola.
Gracias a la herencia que Angélica aportó al matrimonio, y a la trayectoria artística de Abramo, a la que su hijo Francisco dio continuidad, gozaban de una situación económica y social privilegiada. Fueron de los primeros en tener automóvil, y en su casa reinaba el lujo y la abundancia. Veraneaban en Mar del Plata y no conocían de privaciones, hasta que Francisco fue dilapidando, poco a poco, y con el correr de los años, cada peso de la fortuna que estaba a su cuidado. No por derrochón, ni jugador, ni mujeriego, sino simplemente por bohemio, bondadoso, crédulo, y el poco sentido común que tenía para los negocios en los que se embarcaba. Éstas eran cualidades o defectos, según quiera verse, heredados de su padre, Abramo, quien al igual que él, daba lo que tenía a quien lo necesitara. Francisco, prestaba a quien le pedía, y por supuesto, jamás le devolvían lo prestado. Hacía negocios que eran un fracaso absoluto, e iniciaba juicios legales a quien podía, pero con resultados negativos.
Lamentablemente son pocos los recuerdos que yo tengo de él, pero esos pocos me hablan de alguien que a pesar de sus defectos, era sencillo de amar, ya que irradiaba bondad y ternura. Todos los días, cuando yo era muy chica, él viajaba en tren desde City Bell, lugar donde vivía, hasta mi casa en La Plata, con la excusa de comprar el pan en el despacho que teníamos. Pero yo creo que su verdadero motivo era visitarnos y sentirse acompañado, aunque sólo fuese por un ratito. Eso nos muestra su necesidad de amor, y de esa familia que debido a su poca cabeza, no supo mantener a su lado.
Angélica, intentó dar a sus hijos todo lo que ella no había tenido: les compraba los más lindos trajes y todo aquello que a pesar de su riqueza económica, cómo pupila y huérfana le había faltado. Su hija Delia, la recuerda ejerciendo en su vida, el rol de madre y padre. Era una mujer con carácter y decisión, cuando su dinero se terminó, consiguió empleo en una oficina, para poder seguir dándoles lo necesario; manejaba su automóvil, y con sus hijos se iba de viaje a Mar del Plata; éstas eran cosas poco habituales en esa época, donde la mujer solo era bien vista haciendo las tareas domésticas. Supongo que la vida la hizo ser fuerte, para poder sobrevivir a los golpes recibidos, y a veces esa fortaleza, se confunde con dureza y nos mantiene distantes. Por eso, y porque nos veíamos muy poco, no son demasiados los recuerdos que yo tengo de ella, y por la misma causa, tampoco llegué a conocerla profundamente, pero sí estoy segura, de que no tuvo una vida muy dichosa, no debe haber sido fácil crecer sin familia, y cuando logró formar la propia, seguramente habrá necesitado quien le diera el amparo y la seguridad que nunca había tenido, y que lamentablemente, Francisco, a pesar de ser una gran persona, no tuvo la capacidad de darle.
Con el correr del tiempo, comenzó a viajar todos los días y durante más de 20 años a Florida, Buenos Aires, a cuidar a los hijos de su hija mayor, Elsa; y en los últimos años, para evitar el largo viaje, se quedaba allá de lunes a viernes. Fue grande la tarea que realizó como madre y abuela, pero no es difícil imaginarse la soledad que Francisco sentiría.
Francisco falleció en la tarde del 26 de Mayo de 1973, a los 81 años, atropellado por un automóvil, en el Camino Centenario, frente a la estación de trenes de City Bell, cuando hacía las compras para la casa. Sus restos se encuentran con los de sus padres y hermanos en la bóveda familiar, y su recuerdo estará siempre en mi corazón.
Angélica murió el 10 de Octubre de 1975, a los 72 años, y sus restos están junto a los de su esposo en la bóveda de los Giovanola.
Elsa, su hija primogénita, de carácter fuerte como la madre, se recibió de maestra y se casó el 27 de Diciembre de 1947, con el Contador Anibal Badell,
radicándose en Florida, Provincia de Buenos Aires, dónde tuvieron cinco hijos. El mayor Carlos, luego Alberto y Marcelo. Después de algunos años nacieron sus dos hijas mujeres: Alejandra y Andrea. Sus cinco hijos les dieron nueve nietos: Martín y Alejandro, hijos de Carlos Badell e Ingrid Smulevici; Paula, Axel y Erica, hijos de Alberto Badell y Graciela Diamante, y Agustín, que es el cuarto hijo de Alberto en su segundo matrimonio con Liliana Jardón; Marcos y Bárbara, hijos de Marcelo Badell y Gloria Sánchez, quienes desde el año 1989 viven en España; y Tadeo Berdasco, el hijo de Alejandra Badell y Oscar Berdasco.
Elsa Giovanola, falleció el 13 Diciembre de 1994, a los 70 años, tras una larga enfermedad.
La segunda de las hijas de Francisco y Angélica, Delia Giovanola,
de carácter más alegre y menos rígido que su hermana, fue también maestra, y se casó con Jorge Ogando. Como no pudieron tener hijos propios, adoptaron un niño de la Casa Cuna, al cual llamaron Jorge Oscar Ogando. Siendo Delia aún muy joven quedó viuda, y después de algunos años contrajo sus segundas nupcias con Pablo Califano, que vivía en Villa Ballester, donde establecieron su nuevo hogar.
Jorge, el único hijo, permaneció en la Ciudad de La Plata; era empleado del Banco de la Provincia y se casó con la abogada Stella Maris Montesano.
El 11 de Junio de 1973 tuvieron a su primera hija, Virginia Ogando.
Cuando Virginia tenía tres años, y cursando Stella el séptimo mes de su segundo embarazo, en la noche trágica del 16 de Octubre de 1976, son secuestrados de su domicilio por fuerzas militares, acusados de ser partícipes de un grupo guerrillero llamado ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). El bebé nació, de acuerdo a la versión de testigos prisioneros, que posteriormente salieron en libertad, el 5 de Diciembre de 1976 y fue ilegalmente regalado, o vendido, a manos anónimas. Jorge y Stella fueron asesinados y sus restos nunca devueltos a su familia.
Desde el mes de Marzo de 1976, cuando se llevó a cabo el último golpe militar de nuestro país, tener una ideología política o simplemente “pensar”, era muy riesgoso, casi podríamos decir que era el paso seguro hacia el secuestro, la tortura y posterior muerte. Tener un amigo, conocido o familiar en esas condiciones, te hacían ser el probable candidato como próximo desaparecido. Salir a la calle era peligroso, en cualquier momento podías encontrarte en medio de un tiroteo, o simplemente ser llevado por fuerzas policiales para averiguación de antecedentes, y cuando estabas adentro, ya no sabías si volvías a salir con vida.
En medio de ese clima, y a pesar del terror que reinaba en el país, Delia se unió a un grupo de madres que reclamaban, con su silenciosa y valiente presencia en la Plaza de Mayo, la aparición con vida de sus hijos. Luego fue fundadora, junto con otras 11 abuelas, del grupo de “Abuelas de Plaza de Mayo”, las cuales reclamaban la devolución de los nietos nacidos en cautiverio.
Virginia, se crió con su abuela Delia y su abuelo Pablo. Martín Ogando, como le llamarían a ese hijo que estaba por nacer, hasta el día de hoy, es buscado infructuosamente por su abuela Delia y su hermana Virginia.
Virginia Ogando, se casó con Franco Gasparri en 1998, y se radicaron en Saladillo, Provincia de Buenos Aires; en 1999 nació su hija Malen y pronto nacerá su segundo hijo.
El último de los hijos de Francisco y Angélica, Mario Horacio Giovanola, como ya dijimos antes, se crió al igual que sus hermanas, entre la abundancia y el lujo, hasta que la situación económica de la familia cambió; fue entonces cuando debieron mudarse a una casa menos lujosa en la calle 49 e/ 19 y 20. Mario era delgado, de cabellos negros y carácter alegre, travieso y muy mal alumno. Cuando estaba en primer año de la escuela secundaria, a diferencia de sus hermanas, él dejó los estudios y comenzó a trabajar en lo que podía ...